Difenidina (1-(1,2-difeniletil)piperidina)
La difenidina pertenece a una clase de moléculas orgánicas que comparten
una misma estructura química principal: 1,2-diariletilamina. En esta clase de
moléculas se encuentran algunas de ellas muy conocidas como lanicemina y
lefetamina, por ejemplo, y que son utilizadas para un amplio rango de áreas
terapéuticas incluyendo su uso como antidepresivo, antiepiléptico, analgésico,
y neuroprotector. Aunque la difenidina fue sintetizada por primera vez en 1924
nunca se utilizó en el área clínica y no existen documentos que demuestran su
uso previo en humanos. Fue hasta el año 2013 cuando apareció en el mercado de
drogas de diseño, junto a su análogo 2-metoxi-difenidina, como una alternativa a
las arilciclohexilaminas (análogos de la ketamina y la fenciclidina que habían
aparecido a la venta un año antes) prohibidas en Inglaterra ese mismo año. La
difenidina y su análogo MXP aparecieron en este mercado de drogas de diseño por
sus efectos disociativos, efectos subjetivos similares a los de la ketamina y
el PCP.
En un estudio hecho in vitro
realizado a principios del 2016 se demostró que la difenidina actúa como
inhibidor de la recaptación de la dopamina y la norepinefrina, además de ser un
antagonista selectivo de los receptores NMDA. Es esta última acción la
principal responsable de sus efectos subjetivos.
En cuanto a su uso recreativo, las dosis medias suelen ser de 80mg por
vía oral, arriba de 100mg aumenta sus propiedades anestésicas. Se desaconseja
la vía nasal debido al ardor que provoca. La difenidina afecta menos que otros
disociativos la actividad motora en dosis bajas, por lo que usuarios han
reportado que es común poder estar de pie o haciendo otra actividad mientras se
está bajo sus efectos, sin embargo, es desaconsejable. La difenidina también es
consumida por vía intramuscular con dosis a partir de los 20mg y por vía
intravenosa con dosis que comienzan desde los 10mg. Los efectos suelen durar de
4-5 horas por vía oral y 1-2 horas por vía intramuscular o intravenosa. Cuando
se es inyectada por vía intramuscular, los efectos suelen comenzar pasados los
15 minutos, y lo mismo ocurre cuando es utilizada por vía intravenosa, en ocasiones
minutos antes.
Con la difenidina a dosis medias/bajas (0.4 mg/kg vía
IM) están ausentes los efectos visuales a ojos abiertos y cerrados, si acaso,
se percibe una ligera diplopía, que no tarda en desaparecer. Después de cada
aplicación y mientras los primeros efectos comienzan a notarse, hay una euforia
muy particular que se extienda durante una hora y se reduce gradualmente en las
siguientes dos y un poco más. La euforia viene acompañada de un potente efecto
antidepresivo que recuerda un poco aquel de las anfetaminas. También provoca
una ligera empatía, muy reflexiva: viejas o nuevas preocupaciones salen a flote
y pueden discutirse, se analizan de tal modo -siempre con esa actitud
provechosa- que casi se vuelven fáciles de resolver, sin que por esto se les
reste importancia. Durante todo este tiempo uno puede sentir una embriaguez
característica de otros disociativos como las arilciclohexilaminas, aquella que
no abruma ni tampoco amodorra en demasía. Cuando parece que los efectos han
desaparecido, uno tiene la sensación de haber concluido una sesión enteogénica
de dosis altas, por ejemplo, una con tres gramos de hongos psilocibios secos.
Hay fatiga mental, sobre todo emocional, pero también ese sentimiento de
renovación e integración. Se siente como si se hubiese llegado satisfactoriamente
a la meta de alguna empresa iniciada tiempo atrás. A los días siguientes y, en
ocasiones, durante toda la semana, uno puede seguir reflexionando sobre la
sesión.
Se han reportado muchos episodios
de amnesia en dosis altas. Quisiera destacar sus efectos a las dosis medias
aquí presentadas como una posible gran herramienta del tipo psicoanalítica.
Algunas experiencias subjetivas y
valoraciones de difenidina:
“Sentía que estaba en una ausencia de
la realidad, más que en una realidad alterna, un agujero negro de los sentidos,
un estado zen.”
“Si tuviera que catalogarla entre
recreativa y terapéutica, lo haría en la segunda; tiene euforia, estimulación,
a menudo se tienen experiencias abrumadoras, impresionantes y místicas,
lo más interesante puede ser al final de la experiencia: bienestar, buen
ánimo, felicidad y empatía.”
“Aleister Crowley adoraría esta
droga, es el pináculo de los juegos mentales.”
“De pronto estaba en este mundo
metálico-luminoso, era el laboratorio del universo y todo era amor y calidez.”
“Perdí todo contacto
con el mundo real después de una dosis alta, sentía que moría y no podía hacer
nada al respecto, no recuerdo gran parte de la experiencia y sentí gran
malestar corporal y ansiedad durante todo el día siguiente”
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