AD

jueves, 23 de noviembre de 2017

Benjamin - La embriaguez y la creación

De Hasheesh:


Para ponernos más cerca de los enigmas de la dicha de esta embriaguez debemos volver a cavilar acerca del hilo de Ariadna. ¡Cuánto placer en el mero acto de desenrollar una madeja! y este placer está profundamente emparentado tanto con el de la embriaguez como con el de la creación. Seguimos adelante: pero no sólo descubrimos los recovecos de la caverna en que nos aventuramos, sino que disfrutamos de la dicha del descubrimiento únicamente al ritmo de esa ventura que consiste en devanar una madeja. ¿No es semejante certeza de una madeja ovillada con mucho arte, y que nosotros devanamos, la dicha de toda productividad, por lo menos de la que tiene forma de prosa? Y en el hasheesh somos criaturas de prosa que gozan en grado sumo.

miércoles, 15 de noviembre de 2017

Michaux y las risas


Henri Michaux sobre las usuales carcajadas que provoca la embriaguez de cannabis y que también ocurre en los primeros momentos de embriaguez con psicodélicos. Cuando Michaux habla aquí de cáñamo lo hace del extracto de cannabis indio:

El cáñamo se manifiesta para muchos mediante estentóreas carcajadas, aunque, sobre todo al comienzo no hayan notado nada de gracioso. Masajeado por las risas, por las olas de risa, por ese cosquilleo vibratorio tan particular, poco a poco llegan a advertir la gracia, sobre todo donde nada la reclama. Ella reside justamente en el contraste entre esa no gracia y el humor que las inunda y en ese objeto perfectamente grave cuyo estado hilarante va a triunfar. Pues cierta seriedad se torna propiamente irresistible. Sin embargo, no es la risa de las grandes palmadas en la espalda, sino la risa fiel a sus orígenes, una risa delicada aunque intensa, nacida de vibraciones sutiles, risa que 'pesca', que capta el fin del fin de un mundo infinitamente absurdo.

jueves, 9 de noviembre de 2017

Fitz Hugh Ludlow

Por el bien de la ciencia, el explorador interior, el autonombrado Alexander farmacéutico, se adentra en los senderos desconocidos.
"Cerca del mediodía, poco más de una semana después de mi primer experimento, enrollé veinte granos de hasheesh en una píldora y la tragué, pronunciando al hacerlo, "¡Esta es la prueba final, por el bien de la ciencia!"  The Hasheesh Eater, 1857.